miércoles, 9 de junio de 2010

Posmodernidad y crisis ambiental. Breve ensayo. (Estrada, 2008)

"...la moda ha estetizado e individualizado la vanidad humana, ha conseguido hacer de lo superficial un instrumento de salvación, una finalidad de existencia."
(Lipovetzky, 1990)

La posmodernidad se caracteriza por esa marcada individualidad del ser humano, por los patrones de consumo cada vez más inmersos dentro de las tendencias del capitalismo neoliberal y la globalización.

El individuo ha dejado de ser parte integral y funcional de un grupo, depende cada vez más de los bienes desechables, que proveen la comodidad tan anunciada y proclamada por el dios todo poderoso de los medios masivos de comunicación. Se ha convertido en el protagonista y espectador de su propia existencia, siendo partícipe cotidiano de Big Brother, La Academia, y demás reality shows. Es un obra de arte pop viviente, un prototipo moldeado y producido en serie, ha perdido su personalidad individual para formar parte de tendencias globales, que estandarizan patrones de conducta y estética.

En la era posmoderna la identidad nacionalista se diluye, no hay lugar para patriotismos heroicos, comienzan a aparecer tribus urbanas que representan ideales prefabricados y se distribuyen en cada rincón del planeta, siendo representantes de una corriente, más no de un país o nación. Los líderes son elegidos por el carisma y la eficacia con que conquisten los medios de comunicación, dejando atrás las ideologías por eslóganes.

¡Ah, la sublime era posmoderna!, es ahí donde nos encontramos hoy, por ello no es raro hallarnos en el borde de la crisis ambiental y escasez de recursos, al enfrentarnos a un consumo ilimitado de productos desechables, que han sido proclamados como indispensables por la mercadotecnia; al contar con líderes que a falta de conciencia colectiva y exceso de interés personal, deciden vender los recursos de una nación al mejor postor; y al ser un conglomerado de seres individualistas carentes de criterio propio.

La dinámica de poblaciones y recursos es evidente, tal como lo señala Thomas Malthus (1766-1834) en su Ensayo sobre el principio de la población (1798), la población humana crece en progresión geométrica, mientras que los recursos lo hacen en progresión aritmética, es decir que la población humana aumenta más rápidamente y en mayor medida de lo que lo hacen los recursos. Citando un ejemplo, si colocásemos en un medio de cultivo óptimo bacterias, y las matuviéramos con las condiciones de temperatura adecuadas y libres de depredadores o agentes que pudieran mermar su reproducción o supervivencia, agregando de forma constante la misma cantidad de nutriente, la población se incrementaría de manera exponencial, hasta llegar al punto de que la población será tan elevada que el recurso no sería suficiente. Es entonces cuando pueden ocurrir dos fenómenos, a) La Población se estabiliza y sólo sobreviven aquellos individuos que puede soportar el medio, o b) La Población se extingue.

Una vez aclarados los puntos anteriores y tomando en cuenta que al planeta tierra ninguna fuente externa le esta suministrando "nutrientes adicionales" cada determinado tiempo, sino que los recursos se sujetan a procesos internos y que son limitados, adivinen ¿Qué sucederá con los seres insignificantes que somos los humanos?

La única opción que nos queda es recurrir a estrategias de sustentabilidad y de consumo responsable, y disminuir nuestra tasa de crecimiento poblacional, puesto que según estudios de la Fundación Mundial de Vida Silvestre (WWF) hasta el año 2003 la superficie ecológicamente productiva que requería un ser humano para satisfacer sus necesidades básicas era de 1.2 Ha per cápita (actualmente debe andar por las 0.7 Ha), esto sin contar los lujos.

Dejemos atrás la era posmoderna, es imperante que tengamos conciencia de que no somos tan autosuficientes como individuos aislados, y que nuestras acciones repercuten no sólo en quienes nos rodea, sino al cabo de los años en nosotros mismos y nuestros descendientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario